En verano se incrementa el movimiento de personas en el mundo: viajamos, dormimos en hoteles, cambiamos de alojamientos, comemos en restaurantes y terrazas… Y no vamos solos. Con nosotros arrastramos maletas, ropa, alimentos… Todo ello, sumado a las propias condiciones climáticas de la época estival (aumento de la temperatura, mayor humedad…) hace que proliferen las plagas de insectos. Hoy nos centramos en tres plagas que pueden afectar a negocios que aumentan el volumen de trabajo en verano: los restaurantes y bares con terrazas, los alojamientos y la hostelería en general.
Terrazas: plagas de palomas
Enfermedades, clientes incómodos, mala reputación… Una plaga de palomas puede arruinar tu negocio.
¿Sabías que los deshechos de estas aves pueden provocar más de 40 enfermedades? Además, son portadoras de más de 50 ectoparásitos externos que pueden transmitir tanto a las personas como a los animales. ¿Y cómo? Fácil: a través de los excrementos y microorganismos que dejan sobre sillas, mesas y otras superficies de contacto común.
Las acumulación de excrementos de palomas puede provocar la salmonella. La inhalación de excrementos secos o plumas puede provocar la psitacosis e infecciones fúngicas (enrojecimiento, exfoliación, ampollas, descamación de la piel, picor…). Más enfermedades que pueden transmitir: histoplasmosis, candidiasis, criptococosis, etc.
Otro problema derivado de la plaga de palomas son los daños estructurales que pueden ocasionar, acelerando el deterioro de los materiales de construcción en los edificios. Y es que sus excrementos contienen ácidos (entre ellos úrico, fosfórico y nítrico) y son sumamente corrosivos. ¡Cada paloma puede generar 12 kg de heces al año!
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Alojamientos: plagas de chinches
Esta es una de las plagas más comunes. Las chinches “viajan” con nosotros en nuestras maletas de viaje, en nuestras prendas y llegan a las habitaciones de los hoteles. De allí, podrán salir de nuevo con otro cliente. En conclusión, las chinches son unas auténticas viajeras del mundo.
A esta facilidad para “llegar”, hay que añadir que son muy difíciles de detectar, ya que sus picaduras se parecen mucho a la de las pulgas. Se esconden en colchones, en el cabecero de la cama, en moquetas y alfombras, en grietas y rendijas, ocultándose del ojo humano; y hacen sus incursiones en búsqueda de comida de noche.
¿Y de qué se alimenta? De sangre, preferentemente humana. Eso sí, alguna buena noticia teníamos que dar: por lo que se sabe las chinches no actúan como medio de transmisión de agentes patógenos (virus, bacterias, hongos, etc.) y, por lo tanto, no actúan como agentes responsables en la propagación de enfermedades.
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Cocinas: plagas de cucarachas
Las cucarachas no necesitan mucha presentación: son una de las mayores amenazas para las empresas de restauración: el calor, el agua, la presencia de alimentos y restos de comida y las ranuras ofrecen condiciones favorables para la reproducción en masa de esta plaga huidiza de la luz. Esto hace que la cocina, el mostrador/bar, las áreas de almacenamiento y los motores de cámaras, cafeteras o congeladores sean un entorno acogedor.
Son un auténtico quebradero de cabeza por los problemas de salud que pueden provocar, ya que transportan en su cuerpo y en sus excrementos microorganismos que pueden provocarlas.
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